miércoles, 28 de octubre de 2009

Foro de Filosofia

jueves, 17 de septiembre de 2009

PELICULA RECOMENDADA: FRANKENSTEIN

Por: Melissa Hiromi Emura.

Ficha Técnica

Título: Frankenstein

Género: Terror

Director: Kenneth Branagh

Año: 1994

Guión: Steph Lady

Música: Patrick Doyle

Montaje: Andrew Marcus

Protagonista: Robert de Niro

Esta película es basada en la novela “Frankenstein”, de Mary Shelley, un libro escrito en el año de 1818, siendo uno de los primeros textos de ciencia ficción.

En ocasiones es fácil llevar la imaginación fuera de lo cotidiano y crear personajes irreales; ponerle cuatro ojos, un cerebro más grande de lo común, y deformar ciertas partes del cuerpo sería en definitiva lo que llamamos un monstruo, y hasta se llega a tener la capacidad de ponerle un nombre a éste. Dentro de esta película sucede algo bastante parecido, en donde un joven cursante de medicina llamado Víctor Frankenstein se permite darle vida a un monstruo, el cual forma con sus propias manos a partir de distintas partes de cadáveres diseccionados. Al darse cuenta del horror que ha creado se desentiende de éste y huye del lugar, pero su conciencia no lo deja tranquilo. Paralelo a esto habita en aquella ciudad un monstruo lleno de odio y venganza por el rechazo que recibió por todo la sociedad, destruyendo a su paso a una gran cantidad de seres inocentes.

En el libro, Víctor por una casualidad del destino se reencuentra con el monstruo, de tal manera que éste le pide a su creador que cree un monstruo mujer para él, pero antes de darle vida, Víctor la destruye. A diferencia de esto, en la película sólo lleva a cabo su plan tras de los asesinatos de Elizabeth y de la niñera a manos del monstruo en su noche de bodas: metiendo su mano en su pecho y arrancando su corazón. Entonces Víctor toma el cuerpo de Justine de vuelta a su laboratorio, donde le otorga la cabeza de Elizabeth. A continuación galvaniza este «nuevo» cuerpo y trae de vuelta a Elizabeth como su novia. Cuando la criatura se da cuenta que la novia no es para él, un enfrentamiento se produce antes de que la novia se destruya a sí misma inmolándose.

Pero esta película no se centra en el simple hecho de una filmación de terror, sino que lleva todo su contenido a un nivel más allá de lo que en ocasiones se logra percibir. La temática de este filme varía desde la manipulación de la vida a partir de objetos mundanos, hasta la relación de la humanidad y la naturaleza, incluyendo también un punto de vista un poco religioso, debido a la época en la cual se desarrolla, pero nunca se maneja un concepto preciso de Dios.

GOTTFRIED WILHELM LEIBNIZ, un mundo compuesto por mónadas.


Por: Sebastián Montoya Bustamante.

Gottfried Leibniz (1646-1716) fue un filósofo, matemático y diplomático alemán quien hizo grandes contribuciones a la filosofía y a la lógica formal.
Fundador de la Academia de Ciencias de Berlín. Sus obras principales son Teodicea, Nuevos Ensayos sobre el entendimiento humano y la Monadología. Su filosofía se basa más que todo en las mónadas (que viene de una palabra griega que significa unidad), sustancias simples que según Leibniz, constituyen todo el universo. Las mónadas propuestas por Leibniz, podrían ser entendidas como las átomos de la metafísica, debido a que igual que los átomos físicos, las mónadas son substancias indivisibles por ser simples y carecer de partes, además que no han sido formadas por ningún otro elemento; no obstante, a diferencia de los átomos, las mónadas no poseen un carácter espacial o material, y poseen un grado de perfección.
Aunque se dice que ninguna mónada depende de otra, la experiencia nos muestra que estas entidades interactúan entre ellas; y es por esta razón que Leibniz propone su teoría llamada Armonía Preestablecida, que dice que desde el comienzo de la creación, Dios ha establecido una coherencia entre las actividades que disfrutan todas ellas, por lo que los cambios en una mónada corresponden perfectamente a los de las otras mónadas. Es debido a esto que mónadas como las de alma y cuerpo, que realmente no pueden interactuar, parece que lo hicieran (por ejemplo si en algún momento tengo el deseo de mover alguna de mis extremidades, le sigue su movimiento de esa extremidad): su funcionamiento es de aparente coherencia y compatibilidad. Es decir, Dios ha dispuesto las cosas de tal manera que la actividad de una mónada le corresponda a la actividad de otra (en este caso una actividad del cuerpo a una del alma).
El hecho que haya una armonía establecida, hace que Dios exista; y al igual que cada ser humano, Dios es una mónada (pero para su caso sería la mónada más perfecta).
Al igual que en la filosofía, en las matemáticas a Leibniz se le atribuye un lugar importante. A él se le debe el desarrollo de la potencia de un polinomio; junto con Newton desarrolló el cálculo infinitesimal. También fue quien descubrió el sistema binario; en otras palabras, sin él las computadoras actuales no serían como las conocemos, ya que en este lenguaje es en el que se basan.
Leibniz contribuyó a diferentes ciencias; pero como estos descubrimientos se encuentran en cartas, manuscritos y diarios, hoy en día no se tiene una lista completa de sus escritos.

"La experiencia del mundo no consiste en el número de cosas que se han visto, sino en el número de cosas sobre las que se ha reflexionado con fruto." Leibniz

¿EL CONCEPTO ESTÁ EN EL NOMBRE? O ¿EL NOMBRE ESTÁ EN EL CONCEPTO?


Por: Juan David Salazar Montoya.

El nombre está en el concepto. Esto puede ser explicado a través de la naturaleza misma de los conceptos y el lenguaje. Según Sartre la esencia precede la existencia; algo existe porque después de reflexionar sobre sus cualidades, esencia y sustancia, es posible adquirir su concepto. Existe porque su esencia posee la capacidad de existir, existe porque lo concibo en mi mente. Ahora, según Espinosa: “es la sustancia anterior por naturaleza, a sus afecciones”

Es decir, el hecho de no concebir algo en mi mente no implica que no exista. Al conocer algo que no concebía, se adquiere un nuevo concepto, anterior por naturaleza al nombre, ya que antes de ser designado un nombre a un concepto, -previamente- implica la existencia de este, o más claramente: de algo no existente no es posible tener un nombre, puesto que para designar un nombre a un concepto, primero, es necesario, por naturaleza, su existencia.

Ahora, el lenguaje se puede entender como un instrumento adecuado para hablar de la realidad y de su representación. Aristóteles, uno de los primeros filósofos en abordar estas cuestiones del lenguaje, apoyaba el planteamiento de que el lenguaje se daba por convención –o por acuerdo-, y planteaba la universalidad conceptual, argumentando que la verdad es universal; haciendo que los conceptos sean universales, dejando al nombre simplemente como algo representativo a un concepto, por medio de la combinación de una serie determinada de letras.

Atribuimos un nombre a un concepto nada más que por simple costumbre, tales convenciones son necesarias para la exactitud a la hora de referirnos a algo, a un concepto; pues si esto no fuera así, cada persona tendría sus propias convenciones para expresarse, haciendo de la comunicación un caos, algo imposible. De acuerdo a los Planteamientos Aristotélicos del lenguaje, las letras son afecciones de los sonidos vocales, y estos a su vez son afecciones del alma (o más modernamente, de

a mente).

Tenemos entonces para el caso: un arqueólogo descubre un fósil de getayuayo (una especie de primate, nunca antes vista). La palabra getayuayo implica una relación directa con el descubrimiento, pero esta palabra no es más que una simple posibilidad entre muchas otras, pues los nombres, se dan en muchos casos en un intento por expresar la esencia de las cosas, en un intento de reproducir al objeto o a su posible significado. Si llegada la situación, en vez de llamar al fósil como getayuayo lo llamaran Homogetayo, un cambio de nombre no implicaría un cambio de concepto, puesto que la esencia y la sustancia del cuerpo no se ven alterados, lo único que cambiaría sería la palabra con que nos remitimos al concepto.

EL EMPIRISMO VS EL RACIONALISMO


Por: Ana María Valencia Gómez

Para poder empezar a hablar de racionalismo y empirismo debo hacer una aclaración con respecto al primer término. Comúnmente se conoce como alguien racional a aquella persona que huye de las supersticiones o creencias infundadas y tiene la capacidad de discernir en diferentes situaciones; pues en general en la filosofía no es tan diferente, los filósofos racionalistas son aquellos que le dan una gran importancia a la razón y la consideran la única capaz de construir la verdad, su gran diferencia con la definición -ya dicha- de la jerga popular es que ésta admite como argumento las experiencias. Pero, ¿Qué es una experiencia?, se le llama experiencia a todo conocimiento que es adquirido por medio de los sentidos y no por el análisis de conceptos, está es el principal motivo de disputa entre el racionalismo y el empirismo, puesto que los filósofos empiristas como David Hume y John Locke consideraban a las experiencias un medio para formar ideas, mientras que el racionalismo –como ya lo había dicho o insinuado- se opone a esto.
Estas dos corrientes filosóficas no sólo se diferencian por su posición con respecto a la experiencia. Otro gran punto de disputa entre ellas son las ideas innatas, puesto que en el empirismo se considera que estas ideas no son posibles y mucho menos verdaderas. Pero, ¿por qué lo creen así?, no es tan difícil de imaginar la respuesta, puesto que según el empirismo las ideas nacen a partir de la experiencia, es decir a mayor cantidad de experiencias vividas mayor es tu conocimiento; si pensamos en un bebé de unos cuantos días de nacido, no ha tenido muchas experiencias y por lo tanto no tiene muchas ideas, por lo tanto, el conocimiento no viene desde el nacimiento, se va adquiriendo. La corriente racionalista por su parte, creen en el conocimiento innato. El argumento de los racionalistas nace desde Platón, quien dice que los seres humanos tenemos una cantidad de conocimiento en nuestro cerebro desde antes de nacer y lo que hacemos durante toda nuestra vida es recordarlo.
Podría seguir haciendo recuento de las diferencias entre el empirismo y el racionalismo, pero sería redundar sobre la misma idea, que es que el empirismo defiende todo lo que se pueda obtener por medio de los sentidos, mientras que el racionalismo considera que lo único que es cien porciento verdadero es lo que viene de la razón.