martes, 21 de octubre de 2008

BIOGRAFÍA: Sir Alfred Jules Ayer


Es quizás uno de los personajes más relevantes que podríamos encontrar para tratar el tema de la verdad. Él ya se planteaba en las vacaciones de navidad de 1933, un poco antes de cumplir los 25 años, mientras daba las primeras puntadas de lo que sería su primer libro Lenguaje, verdad y lógica, que todos los planteamientos de la filosofía, desde la antigua Grecia hasta la actualidad, no lograban resolver nada, pues en sí misma la filosofía no resolvía nada. Pero he ahí el problema que intentó resolver Ayer, ya que se le ocurrió que la dificultad de la filosofía, en lo que tiene que ver con la resolución de los problemas, nada tiene que ver con su capacidad de respuesta, sino que en todo el tema subyacía un trasfondo más profundo:

Las tradicionales disputas de los filósofos son, en su mayoría, tan injustificables como infructuosas. El modo más seguro de terminarlas consiste en establecer incuestionablemente cuáles podrían ser el objetivo y el método de una investigación filosófica. Y éste no es, en modo alguno, un trabajo tan difícil como la historia de la filosofía nos induce a suponer (Lenguaje, verdad y lógica pág. 37).


De lo que se trata aquí es de una nueva concepción de la filosofía y de una nueva labor del filósofo. Después de Ayer la filosofía dio un vuelco sobre sí misma hasta llegar al punto en el que ella pasó a significar algo más parecido al análisis lógico-semántico planteado por la filosofía analítica que conocemos en la actualidad, algo totalmente distinto a aquella filosofía de la tradición metafísica que embriagó la razón de los hombres en busca de una explicación última del universo, pero sobre todo del intelecto humano. Ayer dirigía todo su poder argumentativo en temas tales como ver la filosofía como un cierto saber que se encargaba de la

búsqueda de verdades trascendentales, que se encuentran más allá de la investigación científica corriente.

Podemos comenzar por la crítica de la tesis metafísica de que la filosofía nos proporciona el conocimiento de una realidad que trasciende el mundo de la ciencia y del sentido común… Un modo de atacar un metafísico que afirmase tener tal conocimiento… Sería el de investigar de qué premisas estaban deducidas sus proposiciones. ¿No tiene él que comenzar, al igual que los demás hombres, por la evidencia de sus sentidos?... Pero sin duda alguna, de premisas empíricas no puede, legítimamente, inferirse nada… Supraempírico. (LVL págs. 37-38)

La función de la filosofía es totalmente crítica… Es una actividad esencialmente analítica, y la idea de que la filosofía consiste en buscar primeros principios es una superstición de la que nos liberamos con el abandono de la metafísica. (LVL págs. 54-55).

Ayer y el Círculo de Viena

Había surgido en Viena (Austria) durante la década de 1920 bajo la influencia de Bertrand Russell, Ludwig Wittgenstein, Ernst Mach y otros. Encabezado por Moritz Schlick y Rudolf Carnap, el Círculo de Viena supuso uno de los capítulos más importantes en la historia de la filosofía analítica y del lenguaje. Según el positivismo lógico, la misión de la filosofía es la aclaración del significado, no el descubrimiento de nuevos hechos (reservado a la ciencia) ni la elaboración de relaciones comprensivas de la realidad (objetivo erróneo de la metafísica tradicional). El primer libro de Ayer, Lenguaje, verdad y lógica, tuvo un impacto tal que muchos miembros y seguidores del Círculo de Viena consideraran el trabajo de Ayer como la biblia del positivismo lógico hasta un punto tal que se reconocían sus miembros porque siempre llevaban el libro debajo del brazo. No obstante, la teoría positivista estuvo sometida a intensas críticas por parte de filósofos como Karl Popper.

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